Evento internacional discute el rol de la agricultura ante los crecientes desafíos ambientales climáticos crescentes

Cuatro proyectos apoyados por el Land Innovation Fund participaron del Congreso Aapresid 2024 en la capital argentina

Fueron tres días de intercambio de conocimientos y presentación de resultados de cuatro proyectos financiados por el Land Innovation Fund en el Congreso Aapresid 2024, que se desarrolló los días 7, 8 y 9 de agosto, en Buenos Aires. Líderes de iniciativas coordinadas por la Fundación ProYungas (con Aapresid y Fundación Moisés Bertoni), Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (con CREA Bolivia y Conservation Strategy Fund), CIARA-CEC (con Bolsa de Comercio de Rosario y Peterson Control Union) y Asociación Red ILPF han compartido impresiones sobre las acciones que se implementan en Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay ante el creciente desafío de pensar la agricultura en diálogo con las agendas climáticas y ambientales internacionales.

Esta fue la primera vez que iniciativas de varios países del portafolio del Land Innovation Fund se reunieron en un evento internacional. Por invitación de Aapresid, Sebastian Malizia (Fundación ProYungas), Hermes Justiniano (Fundación para Conservación del Bosque Chiquitano) y Nilo Sander (Asociación Red ILPF) participaron del panel “Paisajes multifuncionales y prácticas sostenibles”, junto con Javier Beltran (The Nature Conservancy) y Fernando García Llorente (Numen.bio). En el evento, presentaron resultados alcanzados y desafíos compartidos en iniciativas de agricultura regenerativa, buenas prácticas agrícolas y mercados de carbono, biodiversidad y protocolos de sostenibilidad.

Coordinador del proyecto “Buenas prácticas agrícolas y secuestro de carbono”, que implementa Fundación ProYungas en alianza con Aapresid y Fundación Moisés Bertoni, Sebastián Malizia destacó la importancia de promover un modelo de gestión territorial que integre la producción, la conservación y los servicios ecosistémicos en las propiedades rurales de soja en el Gran Chaco. “Llevamos 15 años operando en el Gran Chaco, una región que tiene los peores indicadores socioeconómicos de Argentina. Trabajamos en la creación y medición de indicadores para monitorear el aumento de la producción, integrado con el desarrollo social y la conservación ambiental”, explica.

La Fundación ProYungas recopila datos de monitoreo de carbono y biodiversidad en 34 propiedades rurales distribuidas en cinco macrorregiones, tres en Argentina y dos en Paraguay, en una superficie total de 147.000. La propuesta de la institución es analizar los resultados y proponer una gestión para cada uno de las propiedades participantes, con sugerencias de mejoras para las áreas productivas y conservadas. “Pensamos en la producción con la conservación, de manera integrada. Precisamente queremos establecer conexiones y pensar en cómo podemos potenciar los resultados. Estamos negociando con la RTRS para pensar cómo certificar los créditos de biodiversidad, trayendo más beneficios al productor”, agrega Malizia.

Asesor estratégico de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), y responsable del proyecto Prácticas Regenerativas para una agricultura sustentable (Proyecto PRIAS), en alianza con el Movimiento CREA Bolivia y Conservation Strategy Fund, Hermes Justiniano presentó resultados parciales de prácticas de agricultura regenerativa y baja en carbono en propiedades rurales de soja y ganado en el este de Bolivia. En el evento, Justiniano destacó la urgencia de pensar en soluciones para mitigar los efectos del cambio climático. “¿Cuál es el valor financiero de la lluvia? Estamos ante una grave sequía en Bolivia. En un suelo bien nutrido y cuidado, la lluvia se absorbe mejor y redunda en el rendimiento de los cultivos”, destaca.

En la iniciativa FCBC participan 43 propiedades rurales, que suman más de 120.000 hectáreas en seis municipios de la región de Santa Cruz, en el este de Bolivia, zona de transición entre las ecorregiones Chiquitano, Chaco y Cerrado que sufre el avance de la frontera agrícola. La propuesta es aumentar la productividad de las áreas de cultivo y reducir la deforestación por medio de la aplicación y difusión de conocimientos técnicos sobre prácticas sustentables. Entre los indicadores monitoreados por el proyecto se encuentran el carbono en el suelo, la presencia de escarabajos y abejas, importantes para la salud del ecosistema y la polinización, respectivamente. “Trabajamos con propiedades rurales de todos los tamaños. Las pequeñas propiedades también son grandes productoras”, añade Justiniano.

Gerente del programa SustentAgro, implementado por la Asociación Red ILPF, Nilo Sander presentó los beneficios del sistema de integración cultivo-ganadería-bosque en el centro oeste brasileño, una región con cultivo de soja consolidado en el que las buenas prácticas agrícolas pueden contribuir a contener el apertura de nuevas áreas. Para Nilo es posible producir y conservar, con beneficios para la agricultura y el medio ambiente. “En la Fazenda Santa Brígida, en Goiás, la productividad de la soja aumentó un 60% en diez años con el uso de sistemas integrados y buenas prácticas agrícolas”, afirma.

En asociación y colaboración con siete instituciones de investigación, el proyecto SustentAgro ya ha seleccionado dieciocho Unidades de Difusión de Tecnología (UDT) y ocho Unidades de Referencia Tecnológica en un total de 23 propiedades rurales para la difusión de conocimientos, tecnología y sistemas ILPF en 24.000 hectáreas de área piloto. “Cuando integramos a los productores rurales y otros profesionales agrícolas en la implementación del proyecto, la diferencia es enorme. Juntos construimos soluciones que puedan garantizar un aumento de la producción de cultivos y una mayor autonomía financiera para el participante”, afirma.

¿Puede la agricultura salvar el planeta?

En el segundo día del Congreso de Aapresid, el panel “Regulaciones, trazabilidad y certificaciones en los mercados internacionales” reunió a representantes de la cadena agrícola para discutir los desafíos del sector ante las agendas ambientales y climáticas globales. Con la participación de Gustavo Idigoras (VISEC), Alejandro O'Donnel (Aapresid), Laura Villegas (Round Table on Responsible Soy Association - RTRS) y Andrés Costamagna (Sociedad Rural Argentina), mediado por Marcelo Regunaga, el encuentro resaltó la importancia de monitorear, medir y calificar buenas prácticas agrícolas, transformando procesos en proyectos que generen recursos para el productor.

La conversación comenzó con una provocación: ¿le corresponde a la agricultura salvar el planeta? Además de proporcionar alimento a la creciente población mundial, el suelo es una gran reserva de carbono en el sistema terrestre, con un enorme potencial para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta. El desafío es cada día mayor: no basta con producir, es necesario garantizar índices de productividad crecientes que impidan el avance de la frontera agrícola hacia áreas de vegetación nativa; el balance positivo de carbono mediante la adopción de buenas prácticas agrícolas y el cuidado del suelo; la preservación de la biodiversidad.

El productor rural y asociado de Aapresid, Alexandre O'Donnel, reforzó que Argentina practica el sistema de siembra directa en la gran mayoría de los campos cultivados del país desde hace 40 años. “Somos el único sector de la economía capaz de capturar carbono. Tenemos que aprovechar nuestra fuerza. Ya hemos logrado muchos avances, tenemos que transformarlos en recursos y ofrecer al mercado productos y activos ambientales”, refuerza.

Responsable del desarrollo e implementación de la plataforma VISEC, Idigoras destacó la importancia de la herramienta de trazabilidad que permitirá monitorear de manera georreferenciada el origen de la soja producida en todo el territorio argentino, desde el campo hasta el puerto para exportación. “No podemos resolver este desafío individualmente. Necesitamos una acción colectiva. Si no trabajamos juntos, convertiremos los desafíos en amenaza y eso es todo lo que no puede suceder”, dice el presidente de CIARA-CEC, Gustavo Idigoras.

Resultado del trabajo integrado de productores y asociaciones agrícolas, procesadores, exportadores, organizaciones de la sociedad civil, proveedores de insumos y servicios, entidades gubernamentales y del sector privado, organizaciones académicas e instituciones de investigación, la herramienta multisectorial busca una solución para reducir, monitorear y eliminar los efectos impactos ambientales y sociales negativos de la cadena de suministro de soja, con enfoque en la deforestación cero y otras formas de cambio de uso del suelo en áreas prioritarias para la conservación ambiental, como el Gran Chaco.

“La plataforma es voluntaria y gratuita para el productor. Quien se suma pasa a formar parte de una cadena de valor que busca ganar cuota de mercado en Europa y en el resto del mundo para productos libres de deforestación”, explica.

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La agricultura regenerativa y sostenible será el tema de un encuentro internacional

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