La biodiversidad es el tema de la tercera edición de la Plenaria LIF
El espacio en línea está dedicado al diálogo y la producción de conocimientos sobre cuestiones urgentes de las agendas climática, medioambiental y agrícola contemporáneas.
En la cumbre de la ONU celebrada en Montreal hace dos años, países de todo el mundo firmaron un acuerdo histórico: más de 190 naciones se comprometieron a asignar 30 mil millones de dólares anuales a los países en desarrollo para detener la destrucción de la biodiversidad y sus recursos. El objetivo es proteger el 30% del planeta para 2030.
En vísperas de la COP-16 de Colombia, la biodiversidad vuelve a ocupar un lugar central en la pauta ambiental internacional. Líderes de todo el mundo se reunirán en Cali dentro de quince días para debatir soluciones combinadas a la pérdida de biodiversidad y la crisis climática.
Las imágenes de un río Amazonas prácticamente seco muestran la magnitud del desafío. Golpeado por sequías consecutivas, el mayor río del mundo está enviando una señal de alarma. Situado en la mayor cuenca de agua dulce del mundo, en el corazón de la mayor selva tropical del planeta, el Amazonas es clave en la lucha por contener el calentamiento global.
Brasil es el país con mayor biodiversidad del mundo. Existen más de 116 mil especies animales y más de 46 mil especies vegetales, distribuidas en seis biomas terrestres y tres ecosistemas marinos. El país también es una potencia agrícola y líder mundial en la producción y exportación de soja. Junto con sus vecinos Argentina, Paraguay y Uruguay, la región representa más de la mitad de la producción mundial de este grano desde 2010 (Embrapa).
El avance de la frontera agrícola para el cultivo de cereales es uno de los factores responsables del aumento de las tasas de deforestación en América del Sur. Sólo en Brasil más de 100 millones de hectáreas de vegetación nativa, ubicadas en propiedades rurales de todo el país, están sujetas a reconversión a actividades antropogénicas.
La deforestación contribuye a la pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos, además de aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero, agravando el cambio climático.
Según datos de la ONU, el aumento de la población mundial y el creciente riesgo de emergencias climáticas plantean un desafío para la agricultura: aumentar el suministro de alimentos en un 50% para 2050. Incrementar la eficiencia en el uso de los recursos naturales, ese es el paso más importante para alcanzar los objetivos ambientales y de producción de alimentos, asegurando la conservación de la vegetación nativa y el mantenimiento de la biodiversidad.
Conciliar la demanda de una agricultura que sea simultáneamente productiva y sostenible solo es posible por medio de una red de acciones integradas, con la participación de múltiples actores. En nuestro portafolio, once proyectos monitorean la biodiversidad utilizando distintos métodos, analizando el impacto de las buenas prácticas agrícolas en la productividad y el balance de carbono.
En la tercera ronda de contribuciones a la Plenaria LIF, invitamos a nuestros socios a colaborar con textos, resultados o reflexiones sobre los principales desafíos y soluciones que se están desarrollando para aumentar la biodiversidad mediante la adopción de soluciones innovadoras para una agricultura sostenible y climáticamente inteligente.
A lo largo de las próximas siete semanas, publicaremos artículos semanales en los que se abordarán desde desafíos tecnológicos para monitorizar y cualificar los índices de biodiversidad hasta recomendaciones para mejorar las prácticas de gestión agrícola, con beneficios para la producción y la conservación del medio ambiente, así como mecanismos financieros que reconozcan y valoren la preservación del medio ambiente.
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