Compatibilizando la producción agropecuaria y la conservación de la biodiversidad - Proyecto InBioAgro CREA
CREA es una ONG integrada por más de 2200 productores agropecuarios en Argentina, organizada en 19 regiones productivas. Es una organización de personas para personas, que genera y comparte información técnica para mejorar la producción, pretendiendo ser referentes en innovación y sostenibilidad. Desde el Área de Ambiente de la Unidad de Investigación y Desarrollo, CREA lanzó el proyecto InBioAgro, enfocado en incorporar la conservación de la biodiversidad en los establecimientos productivos de la red.
El aumento en la demanda de alimentos, donde la expansión de las actividades productivas a menudo entra en conflicto con la preservación de los ecosistemas naturales, surge la necesidad de enfoques innovadores y colaborativos. Actualmente, los productores requieren conocimientos y herramientas para implementar mejoras en el manejo, y adoptar soluciones innovadoras que permitan una producción más sostenible. Por ello, en InBioAgro nos enfocamos en generar espacios de colaboración entre productores y expertos para identificar indicadores y prácticas de manejo a nivel de establecimiento, basadas en conocimiento científico-técnico de vanguardia, con el objetivo de mantener y mejorar la biodiversidad. En este contexto, entendemos a las buenas prácticas agropecuarias como instrumentos que establecen los mejores modos de llevar a cabo la producción sostenible. La construcción participativa es una estrategia fundamental para armonizar la producción agropecuaria con la conservación de la biodiversidad.
Gracias al apoyo de la iniciativa Land Innovation Fund, CREA llevó adelante el programa Soja Sostenible en el Gran Chaco, facilitando la implementación del Proyecto InBioAgro en la Región Chaco Argentino. El abordaje del proyecto desde sus inicios contó con una perspectiva transdisciplinaria, con aportes de expertos en biodiversidad, principalmente biólogos y agrónomos, miembros de instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto de Ecología Regional de Tucumán del CONICET, la Facultad de Agronomía de la UBA, y ONGs como The Nature Conservancy y Fundación ProYungas.
La interacción entre productores, asesores y expertos en biodiversidad permitió desarrollar y evaluar una metodología integral y participativa para abordar esta temática en 12 campos de la región contribuyendo a sistemas productivos más sustentables (Figura 1). Estos establecimientos agrícolas alcanzan aproximadamente 50.349 hectáreas donde prevalecen los cultivos de soja y maíz, y en menor medida trigo, poroto y sorgo. Este trabajo pretende abordar la metodología desarrollada e implementada para la conservación de la biodiversidad, enmarcado en un proceso de mejora continua de la gestión ambiental en establecimientos agrícolas de la red de productores CREA del Chaco Argentino.
Figura 1. Ubicación de los 12 establecimientos relevados en la Ecorregión Chaqueña y alrededores. Se indican las distintas ecorregiones que abarcaron el relevamiento (Chaco Seco, límite con Chaco Húmedo y Espinal), y cobertura de la tierra en base a MapBiomas Argentina (2022). Abajo a la izquierda: ubicación de las ecorregiones involucradas en el relevamiento dentro de Argentina. Elaboración: A.S.Nanni
Metodologia InBioAgro CREA
El objetivo general del proyecto es definir y difundir estrategias concretas y realizables para la conservación de la biodiversidad en los establecimientos de los productores CREA. Estas estrategias incluyen las prácticas de manejo y acciones que impacten de manera positiva en los espacios de conservación. Para alcanzar este objetivo, se desarrolló una metodología de trabajo participativo y de colaboración para la gestión de la biodiversidad en los establecimientos CREA. La metodología se divide en 4 etapas:
1) Autoevaluación: El proceso comienza con un autodiagnóstico a través de un formulario que permite realizar una primera caracterización del establecimiento productivo. Este formulario constituye una herramienta de trabajo que será utilizada en los talleres interdisciplinarios.
2) Talleres interdisciplinarios: Constituyen espacios de intercambio y construcción participativa, donde productores, asesores, técnicos y expertos en biodiversidad trabajan en conjunto para hacer un diagnóstico profundo de cada establecimiento. Se definen espacios de conservación y cuales podrían ser las posibles mejoras a implementar, considerando las estrategias y necesidades específicas de cada establecimiento en función del sistema de producción y el paisaje (Figura 2). Estos talleres sirven también para nivelar conocimiento sobre biodiversidad entre productores y asesores técnicos, se pone el tema claramente en agenda.
Figura 2. Imágenes del taller realizado en mayo del 2023. Grupos de trabajo formados por expertos y productores trabajaron en el diagnóstico profundo de cada establecimiento participante.
3) Monitoreo de biodiversidad y elaboración de la línea de base: Luego de realizar el diagnóstico del establecimiento y definir los espacios de conservación, se llevan a cabo los monitoreos de biodiversidad en los ambientes seleccionados para definir una línea de base. Los desafíos principales para lograr un buen monitoreo de biodiversidad son la falta de recursos económicos y técnicos, así como metodologías apropiadas para realizar un monitoreo exhaustivo y continuo de la biodiversidad en entornos agrícolas. Se ha diseñado un protocolo estandarizado que pueda aplicarse en diferentes sitios y condiciones, generando información comparable y, al mismo tiempo, que permita elaborar una línea de base de la biodiversidad presente en el establecimiento, valorizando los distintos ambientes o espacios de conservación.
El protocolo de monitoreo diseñado está enfocado en distintos grupos biológicos de flora y fauna, seleccionados por su importancia para la estabilidad y sostenibilidad de los sistemas de la región. Estos grupos fueron: insectos polinizadores, meso y macrofauna del suelo, aves, vegetación leñosa, y mamíferos medianos y grandes. Por otro lado, también se tomaron muestras de suelo para caracterizar el ambiente edáfico y la salud general del suelo (Figura 3).
Figura 3. Imágenes correspondientes a los monitoreos de campo en la región.
Luego de concluidos los monitoreos y a partir de talleres realizados con expertos se llevó a cabo un análisis cualitativo del protocolo desarrollado e implementado (Figura 4).
Figura 4. Análisis DAFO del protocolo de monitoreo de biodiversidad desarrollado para sistemas agrícolas/ganaderos de la región chaqueña.
Análisis DAFO-Protocolo de Monitoreo
Debilidades: Costo elevado, Número de Réplicas. Enfoque limitado del muestreo de vegetación. Falta de estandarización de todos los ambientes. Subdivisión de ambientes en categorías, resultando en pocos puntos por categoría. Ausencia de visitas previas a los campos antes de definir los ambientes.
Amenazas: Falta de tiempo para un análisis exhaustivo de la información recopilada. Ausencia de un posdoctorado (posdoc). Falta de iniciativas de apoyo a nivel político.
Fortalezas: Diseñado por expertos. Facilita la comprensión de análisis a grandes escalas. Monitorea diversidad de grupos taxonómicos y de ambientes. Considera cultivos como un ambiente en el muestreo. Metodología para el muestreo de aves mide otras variables de utilidad. Buen entrenamiento y consenso con los técnicos. Diseño participativo. Fácil implementación
Oportunidades: Interacción con productores para co-crear y sensibilizar, Impactar a nuevos productores, especialmente generaciones jóvenes. Creación de grupos de trabajo especializados y de calidad. Generación de una red de profesionales que capitaliza el trabajo realizado
Los resultados obtenidos en los monitoreos son la base del estado de la biodiversidad. A partir de ellos, se confeccionarán informes para cada campo piloto, se definirán objetivos de conservación, y se diseñarán estrategias de mejora con distintos niveles de complejidad, que permitan favorecer la biodiversidad en general y/o a grupos biológicos específicos.
4) Implementación de las mejoras: Las estrategias de mejora se centran en dos ejes principales: los espacios de conservación y las prácticas de manejo. Una vez implementadas las mejoras, como la reforestación con especies nativas, el enriquecimiento de caminos y alambrados con especies nectaríferas, la creación de corredores, la protección y mejoramiento de bajos, la incorporación de cultivos de servicios, la colocación de rampas de escape en tanques australianos, entre otras, se podrá hacer el seguimiento a corto, mediano y largo plazo, dependiendo la intervención realizada (Figura 5). El proceso continuará con monitoreos periódicos de los mismos grupos biológicos para evaluar el impacto de las prácticas en la biodiversidad. Esto permitirá definir indicadores, indispensables para escalar la metodología a más productores de la región.
Figura 5. Jornada de reforestación con especies nativas en el establecimiento Bremor (A), Laguna Larga- Córdoba (fuente: Proyecto InBioAgro y Proyecto GIRA), y en el establecimiento El Guadal (B), Bandera- Santiago del Estero.
Logros y desafíos
El proyecto InBioAgro ha logrado avances importantes. Se ha desarrollado una metodología participativa, que ha integrado a diversos actores, facilitando diagnósticos especializados y la identificación de áreas a conservar en cada campo. Además, se desarrolló un protocolo de monitoreo de biodiversidad que se puso en práctica en todos los establecimientos participantes, y se evaluó mediante un proceso colaborativo interinstitucional. Esta propuesta ha consolidado el trabajo en equipo y la colaboración entre instituciones, integrando conocimientos y perspectivas diversas. Este enfoque es crucial para desarrollar soluciones sostenibles que promuevan el desarrollo económico y la protección de los hábitats naturales. Sin embargo, las buenas prácticas agropecuarias y los indicadores deberán ajustarse en función de dos factores clave: (i) la evolución del conocimiento científico-técnico, que podría introducir nuevas prácticas más efectivas, y (ii) los cambios en las demandas humanas respecto a la producción agropecuaria. El proyecto ha permitido identificar vacíos de conocimiento en la región y ha sugerido posibles líneas de investigación, basadas en el desarrollo de indicadores y la evaluación de prácticas de manejo de biodiversidad. Finalmente, es destacable el interés demostrado por los productores y asesores, a través del proceso de participación en el proyecto, en lograr una producción más sostenible y respetuosa con la biodiversidad.
El proyecto tiene como desafío promover buenas prácticas agrícolas mediante la colaboración activa entre productores, técnicos e investigadores. A través de este esfuerzo conjunto, se buscará desarrollar una guía para el diseño e implementación de prácticas y evaluar su impacto en la biodiversidad mediante monitoreos continuos a lo largo del tiempo.
* Federico Fritz és Ingeniero Agrónomo y Líder del proyecto InBioAgro CREA; Mayra Varela és Lic. en Ciencias Biológicas y Responsable de implementación del proyecto InBioAgro CREA; Laura Caravaca és Ingeniera Agrónoma y Líder del Proyecto Sostenibilidad de la Soja en el Chaco Argentino.; Guillermo García és Ingeniero Agrónomo y Líder del Área Ambiente CREA.