Programa Argentino de Carbono Neutro (PACN): Una propuesta local para aumentar la tasa de implementación del cálculo y gestión de la huella de carbono por producto en las cadenas agroindustriales
En el contexto de la agenda 2030/2050 de la acción climática mundial, la agroindustria juega a nivel global un rol fundamental, entiendo su contribución agregada de múltiple impacto: mitigación ambiental a través de eficiencia productiva y soluciones basadas en la naturaleza, desarrollo económico-social y seguridad alimentaria. Actualmente, la incorporación de indicadores de desempeño ambiental en la estrategia productiva no tiene cuestionamiento. Existen diferentes retornos positivos desde la eficiencia productiva, la licencia social para producir como la fidelización comercial y el retorno económico financiero dentro de un entorno de economía verde en pleno auge regulatorio a nivel público y privado. En consecuencia, a nivel global se han desarrollado diferentes marcos de referencia, guías de producto y herramientas de cálculo que en la mayoría de los casos para los eslabones productivos primarios, altamente atomizados, son de fácil acceso o inclusive gratuitos. A pesar de ello existe hoy una baja tasa de implementación, monitoreo, reporte y certificación de la huella de carbono por producto o bien respecto del alcance 3 de una huella de carbono a nivel organizacional. En muchos de los casos esto culmina con cálculos mediante valores por defecto, que desencadenan directamente en una nula gestión posterior sobre el indicador.
¿Qué es lo que detiene entonces la incorporación del cálculo y gestión de esta variable ambiental por parte de las cadenas de valor agroindustriales?
Si bien el indicador de la huella de carbono tiene una metodología de cálculo definida y protocolizada a escala global, fundamentándose en guías del IPCC y factores de emisión publicados con referato en bases internacionales, su primera definición metodológica reside en un análisis de ciclo de vida a nivel local. Si bien las metodologías de cálculo están internacionalmente validadas y aceptadas, la primera definición de la implementación de un cálculo de huella de carbono es sitio específico. La disposición de herramientas globales para procesos productivos locales se identifica entonces como el primer gran obstáculo de la implementación del cálculo. No existe un traje a medida que confeccionado a nivel global le calce a cualquier actor productivo en un lote o establecimiento en un entorno productivo particular. Más aún si se tiene en cuenta que de ese cálculo y su resultado depende su inserción exitosa. Es por ello, que desarrollar herramientas de cálculo ajustadas a las prácticas productivas locales, a los datos de actividad y a la evidencia documentaria disponible, es una condición inicial necesaria. Las herramientas deben ser de fácil utilización por parte de los productores y reflejar fielmente su proceso.
En segundo lugar, los calculadores globales multiplican los datos de actividad con factores de emisión de bases de datos internacionales. Es así como por ejemplo un dato de consumo de un determinado producto fitosanitario puede estar siendo multiplicado por un perfil ambiental promedio global de ese insumo, o bien los impactos de los consumos energéticos responder a factores de emisión que no corresponden a la matriz energética de la comunidad donde se actúa. Esto se puede repetir en todas las entradas y salidas del modelo del calculador. No hay en calculadores globales la posibilidad de desplegar factores de emisión locales debidamente validados. Lo mismo sucede con las oportunidades de remoción de emisiones.
Por último, se necesita acompañar esta incorporación de esta nuevo indicador con transferencia de capacidades para que la apropiación de la herramienta revierta la baja tasa de implementación. El riesgo de incorporar un indicador, gestionarlo y comunicarlo dentro de su cadena de valor sin entenderlo acabadamente y más aún no poder identificar el efecto derrame positivo que dicho indicador tiene en su relacionamiento con sus diferentes grupos de interés lleva a una baja implementación.
Ante este contexto previamente descripto surge en la Argentina una iniciativa desde el propio sector productivo, el Programa Argentino de Carbono Neutro (PACN). Un ecosistema federal de naturaleza colaborativa en el seno de las principales Bolsas de Cereales y de Comercio de la República Argentina (Buenos Aires, Bahía Blanca, Rosario, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Chaco), un programa sin fines de lucro. El objetivo del PACN es generar desde el sector privado herramientas de facilitación del cálculo y la gestión del carbono equivalente por producto agroindustrial desde la cuna hasta el puerto de exportación o comercialización doméstica alineados a protocolos internacionalmente validados. Para ello, se conforman mesas sectoriales por cadenas agroindustriales con la participación de actores productivos de todos los eslabones (insumos, tecnologías, producción primaria, acopio, plantas industriales, exportación, logística, envase y embalado, entre otros). Los miembros de las mesas actúan como casos auxiliares, testigo y/o validadores de los modelos productivos que definen el ACV local, fundamento del modelo de la herramienta de cálculo. La misma identifica en su desarrollo de inventario la disponibilidad de factores de emisión robustos a nivel local o bien la necesidad de desarrollar los mismos en etapas posteriores y en ese caso si incorporar valores de bases internacionales. Como segunda herramienta se desarrolla una guía de usuario que acompaña a cada actor en la carga de sus datos de actividad en el calculador alineando este desarrollo a una situación de certificación del protocolo de cálculo por tercero independiente. Paralelamente se desarrolla un manual de buenas prácticas ambientales enfocado específicamente en las prácticas que inciden sobre la mitigación o remoción de carbono por eslabón productivo, de manera de utilizar el calculador como escenario de evaluación de proyectos a implementar en función de su impacto ambiental. Este último manual está alineado a los Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) y a los estándares de comunicación de triple desempeño de Global Reporting Initiative (GRI). Para lograr este proyecto los actores productivos se comprometen a participar activamente como miembros de las mesas sectoriales realizando un aporte técnico y financiero que viabiliza el desarrollo. Cada mesa sectorial del PACN acompañada por el equipo técnico del programa contrata a un grupo de consultores especialistas en cambio climático, ACV, huella de carbono y el sector específico. Los mismos son desafiados por el sector productivo en el desarrollo. De esta manera, se obtienen herramientas de fácil implementación a nivel local cuyo proceso de desarrollo significa un proyecto de transferencia de capacidades y conocimiento muy específico a cada empresa miembro. Se busca así empoderar al sector productivo. El proyecto tiene un plazo de 9 meses calendario. Una vez finalizado el mismo, las herramientas se publican facilitando el acceso gratuito a todos los actores productivos de la cadena, buscando incentivar la adopción generalizada de la herramienta. A su vez, el PACN trabaja proactivamente con los organismos certificadores de manera de generar un grupo local acreditado que pueda acompañar el proceso de certificación de cada actor productivo que así lo requiera con un alcance total o parcial de la huella de carbono por producto. También interactúa con las entidad bancarias de manera de generar información que el sector productivo pueda disponibilizar al sector financiero de manera que este último pueda evaluar certeramente las emisiones financiadas dentro de su cartera de clientes. El objetivo es armar un rompecabezas que sea beneficioso para todas las partes y aporte robustamente a la acción climática mundial.
Actualmente el PACN ha desarrollado herramientas dentro su mesa de oleaginosas, maíz y sorgo, trigo, lácteos y cebada para 18 productos (unidades funcionales) con la participación de más de 60 miembros de diferentes escalas productivas de diferentes zonas productivas en todo el territorio argentino. El principal desafío del PACN es hoy presupuestario. Existen cadenas productivas de economías locales que no tienen el capital disponible intra-cadena para financiar el desarrollo sectorial. Por ello es indispensable identificar fondos de financiamiento externo que hagan posible la implementación de más mesas del PACN que generen ese efecto derrame en todo el sector agroindustrial logrando así un aporte a la mitigación global basado en ciencia.
* Sabine Papendieck es Consultora en comercio internacional, acceso a mercados y sustentabilidad en ESTRATECO